Cómo conseguir que tu arranque dual con Linux y Windows 10 funcione sin problemas
Configurar un arranque dual con Windows 10 y Linux puede parecer un salto al vacío, pero créeme, merece la pena. Así podrás disfrutar de las funciones interesantes de Linux sin dejar de tener Windows justo al alcance en el momento que quieras. Eso sí, si las cosas no salen como planeas, puede ser un poco frustrante, y suele ocurrir. La clave está en dividir bien tu disco duro, preparar la instalación correctamente y ajustar todo con cuidado. Nada complicado, solo paciencia y atención.
Por qué hacer una copia de seguridad es imprescindible
Antes de tocar nada, ¡haz copias de seguridad! En serio. Aunque pienses que todo irá bien, nunca se sabe. Puedes usar Historial de archivos, pero también te recomiendo una herramienta de respaldo de imagen completa como Macrium Reflect. Así, si algo sale mal — que puede pasar — tus archivos importantes estarán seguros. Si después pierdes algo en el proceso, solo será una molestia más.
Particionar el disco: La parte divertida
Ahora necesitarás espacio para Linux. Windows tiene una herramienta llamada Administración de discos que puedes abrir yendo a Configuración > Sistema > Almacenamiento > Administrar discos y volúmenes. Desde allí, haz clic derecho en tu partición principal y selecciona Reducir volumen. Calcula unos 20 a 50 GB para Linux. Y evita modificar las particiones del sistema a menos que te guste sentir ese sudor frío cuando Windows no arranque.
Elegir tu distribución de Linux
Luego, escoge la distribución de Linux. Puedes descargar un ISO desde páginas oficiales como Ubuntu o Linux Mint. Solo visita sus sitios oficiales y descarga la versión más reciente, por ejemplo, algo como ubuntu-22.04-desktop-amd64.iso
. No te vuelvas loco; la mayoría funcionan perfectamente sin complicaciones.
Crear un USB de arranque
Ahora viene lo manual: usar Rufus o Etcher para convertir esa ISO en un USB booteable. Con Rufus, seleccionas tu unidad, eliges la ISO y pulsas Empezar. Asegúrate de que tu USB tenga al menos 4GB; los USB más pequeños ya no sirven para esto.
¿Problemas con Secure Boot? No pasa nada… Quizá.
¿Tienes Secure Boot activado? Lo mejor es desactivarlo. Reinicia y entra en la BIOS (normalmente pulsando Del, F2 u otra tecla similar). Busca algo como Secure Boot y ponlo en Desactivado. Porque claro, Windows siempre ayuda a complicarlo más de lo que debería.
Arrancar desde tu USB
Una vez hecho esto, reinicia y cambia el orden de arranque para que tu PC inicie primero desde el USB. Esto también se configura en la BIOS. Después de guardar los cambios, tu equipo debería iniciar desde el USB y lanzarte el instalador de Linux. Si no, revisa otra vez las configuraciones.
Instalar Linux: La última etapa
Cuando llegues a la pantalla de instalación, te dará la opción de instalar junto a Windows 10. Selecciónala. Es bastante intuitivo, salvo que uses alguna distro muy rara. Si necesitas hacer la instalación manual, crea particiones como:
/ (raíz): 20-50GB
, swap
y quizá un /home
para tus archivos. El instalador de Linux generalmente detecta Windows y configura automáticamente el gestor de arranque GRUB, así podrás seleccionar qué sistema arrancar al encender.
Consejitos rápidos
- Verifica la compatibilidad de tu hardware antes de empezar. Usa Administrador de dispositivos para hacer una comprobación rápida. Mejor prevenir que lamentar después.
- Familiarízate con la partición de discos. Herramientas como
gparted
pueden ser muy útiles si quieres algo más avanzado que la Administración de discos. - Conoce las configuraciones de tu BIOS/UEFI, especialmente si vas a activar Arranque en modo legado. Puede ser un poco enrevesado.
- Manten un USB de recuperación o un Live USB a mano. Puede salvarte si necesitas reparar el gestor de arranque o solucionar algo en el proceso.
- Para principiantes, lo mejor es elegir una distribución estable. Ubuntu tiene muchas guías y recursos para solucionar problemas de arranque.
Para concluir
No digamos que es un proceso sencillo, pero con la preparación adecuada, puedes tener un arranque dual sin volverte loco (en la mayor parte del tiempo). Solo ten cuidado, haz copias, y ten a mano tu USB de emergencia o disco de recuperación. Así estarás preparado para cualquier imprevisto. ¡Disfruta de tener ambos sistemas operativos en tu equipo!
- Haz una copia de tus archivos importantes.
- Reduce la partición de Windows con Administración de discos.
- Escoge una ISO de Linux que te guste.
- Crea un USB booteable con Rufus o Etcher.
- Desactiva Secure Boot en BIOS/UEFI.
- Reinicia y configura el BIOS para arrancar primero desde el USB.
- Completa la instalación y configura el arranque dual con Windows.
Este proceso te ahorrará muchos dolores de cabeza en el camino. Y si todo sale bien, ¡está hecho!